Fecha de publicación: 17 de junio de 2011.
Colima tiene volcanes, tiene terremotos, tiene mucha flora y fauna, y sí, tiene ¡muuuucho calor!
Empezando con las mañanas a casi 30 grados, para que luego llegue la tarde hasta con 35, en Colima estamos esperando con ansias desde hace más o menos mes y medio a que llueva, con la esperanza de que la fiera del clima se calme y Tlaloc nos haga el paro de mandarnos una que otra lluviecita.
Y es que no sólo ayudaría a que el clima mejorara, sino que también se prevendrían problemas en el campo causados por el estiaje, sin contar los incendios.
Pero volviendo al calor, para variar, nuestro querido y taaan exacto Servicio Meteorológico Nacional pronostica que en gran parte del territorio nacional, el calor, señoras y señores, continuará.
No sólo es por quejumbrosa, aunque si admito que no se qué hago viviendo aquí con tanto calor, sino que de verdad cuando el clima aqueja con temperaturas tan altas, como que hasta uno medio se amensa.
Sin contar que están a la orden del día los golpes de calor, el agotamiento, calambres, e inclusive erupciones cutáneas, osea, sarpullido.
Aunque Colima no está entre los estados más afectados por el calor, como en el caso de Sonora, Chihuahua, Coahuila y Sinaloa, donde han llegado hasta los 45 grados, ¡uff! ¿Y como ahí qué?
Desafortunadamente, y sin ahondar mucho en el tema, estos cambios tan extremos, imprevistos y muchas veces fatales de temperatura, son causa de nosotros mismos y como resultado del cambio climático global.
Con una recomendación para él, para ella, para ustedes y para mí también, lo primero es relajarse. Hay que tomar muchos líquidos, usar ropa flojita y liviana, permanecer en lugares a la sombra, frescos y ventilados, evitar realizar actividades al aire libre durante las horas de mayor calor y consumir los alimentos inmediatamente después de su preparación para evitar que se descompongan, digo, por aquello de las enfermedades del estómago.
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